BUAP

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

ICOMTA 2023 se realizará en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), cuyas raíces se remontan al siglo XVI, que constituye un gran pilar de la educación superior y la investigación científica en la región, y ocupa un destacado sitio entre las universidades públicas del país.

Lo que hoy es la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, es fruto de una larga historia que se remonta al 9 de mayo de 1578, cuando un grupo de religiosos jesuitas establecieron su residencia en Puebla, y a petición expresa del Cabildo de la ciudad fundaron el Seminario de la Compañía de Jesús de San Jerónimo.Nueve años después, erigieron un colegio destinado a la formación de las nuevas generaciones novohispanas. La institución se fundó mediante una escritura fechada el 15 de abril de 1587 con el nombre de Colegio del Espíritu Santo. Hacia 1670 se inició la construcción del edificio que hoy conocemos como Carolino, inmueble que se terminó ya avanzado el siglo XVIII, aunque en el siglo XIX se le hicieron más agregados, y las fachadas sur y oriente se modificaron a principios del siglo XX.

Desde su fundación, el Colegio del Espíritu Santo fue el foco del humanismo y de la ciencia en la región centro oriente de la entonces Nueva España. Los conflictos políticos en España, con el ascenso de la Casa de Borbón al trono español y su confrontación con la Compañía de Jesús, repercutieron en el Colegio del Espíritu Santo. El 25 de junio de 1767, los jesuitas fueron expulsados de los dominios españoles por el rey Carlos III. Del Colegio salieron rumbo al destierro 61 religiosos jesuitas. Ejecutada la expulsión, todos los colegios que dirigían los jesuitas se fundieron en uno solo al que se le denominó Real Colegio Carolino, en honor de Carlos III, de donde tomó su nombre actual el antiguo edificio del Colegio del Espíritu Santo.

El Congreso del Estado otorgó el título de Benemérita el 2 de abril de 1987 y hoy se ubica entre las mejores universidades del país.

En 1820, apenas un año antes de la consumación de la Independencia de México, los jesuitas regresaron a Puebla y a su colegio al que renombraron como Real Colegio del Espíritu Santo, de San Jerónimo y San Ignacio de la Compañía de Jesús, cuya existencia fue efímera, pues abrió sus puertas el 2 de octubre y los jesuitas fueron nuevamente expulsados del país el 22 de diciembre. Consumada la independencia, la Regencia del Imperio autorizó el restablecimiento de la institución bajo el nombre de Imperial Colegio de San Ignacio, San Jerónimo y Espíritu Santo. La caída del Imperio y el establecimiento de la República precipitaron cambios importantes en el Colegio. En 1825 el Congreso local lo transformó en Colegio del Estado, lo que le dio un carácter público, laico y gratuito.

Jardín Botánico Universitario

En los albores de la Revolución, los estudiantes del Colegio del Estado no fueron ajenos a las inquietudes políticas y los ideales democráticos abanderados por Francisco I. Madero. Junto a las luchas sociales y políticas de la época, los estudiantes del Colegio del Estado demandaron la transformación de éste en Universidad con plena autonomía, emprendiendo movimientos en favor de tal reivindicación en 1917, 1923 y 1932.

Tanto la transformación del Colegio y la autonomía fueron demandas retomadas por grupos conservadores, en este contexto histórico el gobernador del estado de Puebla, general Maximino Ávila Camacho, anunció el 1 de febrero de 1937 la transformación del Colegio en Universidad. El 14 de abril de ese año el Congreso del Estado decretó la creación de la Universidad. El 23 de abril, se expidió la Ley Orgánica de la Universidad de Puebla. Durante dos décadas la Universidad se mantuvo bajo la dirección del gobierno; sin embargo cuando en 1951 el entonces gobernador Rafael Ávila Camacho intentó militarizarla, volvió a renacer el reclamo de autonomía que se transformó en un movimiento estudiantil que tomó fuerza en 1956. Ya entonces, al interior de la Universidad se mantenía una confrontación entre dos corrientes políticas inspiradas en ideologías antagónicas: los conservadores, amparados en un feroz anticomunismo, y los liberales, con quienes se identificaba un número creciente de profesores que impulsaban el desarrollo de las ciencias y la investigación. Ambos grupos presentaron sus propuestas de autonomía. La unidad de autoridades, docentes y alumnos logró que el gobierno del estado enviara al congreso local una iniciativa de ley que otorgaba autonomía a esta Casa de Estudios y el Diario Oficial del Estado de Puebla publicó el 23 de noviembre la Ley de la Universidad Autónoma de Puebla.

La década de los 60 fue una etapa dificultosa para la Universidad debido a las pugnas entre grupos con ideologías y proyectos políticos opuestos. A pesar de estas turbulencias, en enero de 1968 fue construida en terrenos del ejido de San Baltasar Campeche, al sur de la ciudad de Puebla. En la siguiente década se impuso un modelo de Universidad Crítica, Democrática y Popular que fortaleció la investigación científica y la vinculación con los sectores más necesitados de la sociedad. Asimismo, se desarrolló un trabajo de extensión universitaria y difusión de la cultura que vinculó la docencia con la respuesta a necesidades sociales.

La trayectoria de la Universidad Autónoma de Puebla y su presencia en el desarrollo de la ciencia y la cultura en el estado de Puebla, merecieron el reconocimiento del Congreso del Estado, que le otorgó el título de Benemérita el 2 de abril de 1987 y hoy se ubica entre las mejores universidades del país.

La BUAP hoy

La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla es una institución pública y autónoma consolidada a nivel nacional, comprometida con la formación integral de profesionales y ciudadanos críticos y reflexivos en los niveles de educación media superior, superior y posgrado, que son capaces de generar, adaptar, recrear, innovar y aplicar conocimientos de calidad y pertinencia social.

La Universidad fomenta la investigación, la creación y la divulgación del conocimiento, promueve la inclusión, la igualdad de oportunidades y la vinculación; coadyuva como comunidad del conocimiento al desarrollo del arte, la cultura, la solución de problemas económicos, ambientales, sociales y políticos de la región y del país, bajo una política de transparencia y rendición de cuentas, principios éticos, desarrollo sustentable, en defensa de los derechos humanos, de tolerancia y honestidad; contribuyendo a la creación de una sociedad proactiva, productiva, justa y segura.

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